miércoles, 16 de mayo de 2012

Frenta a frente con la ETS


Este fin de semana viví un momento desagradable. Algo que ha muchos gays nos toca vivir antes o después, las ETSs. Nuestra acelerada vida sexual en la que a veces la inconsciencia domina frente al sentido de la responsabilidad provoca que antes o después tengamos un susto. Afortunadamente lo mío, de momento, no es grave.


Estaba yo en casa frente al ordenador cuando me llevé la mano al pubis para rascarme. No caí en qué pasaba hasta que fui al baño, me senté en la taza del váter y vi que había movimiento en el bosque prohibido de mi cuerpo. Ladillas, sí. Es una situación muy desagradable ver como esos cangrejitos se han apoderado de tu cuerpo, y solo con darte cuenta de que los tienes ya no puedes dejar de pensar que te pica todo.

En un momento me metí a la ducha provisto de una cuchilla de afeitar y me dejé suave como un guante y desprovisto de pelos y crisálidas de esos malditos bichos. Al día siguiente, visita a la farmacia a pasar la vergüenza de pedir una loción anti-piojos para acabar de cerciorarse que está todo fuera.
Sabes que dentro de lo malo, esto es lo menos malo, pero aun así te asustas. Ya no sólo por lo que tienes sino también por lo que podrías tener o no tienes por suerte, que no por tu sentido común. Y el sentido común puedes hacer por tenerlo, pero la suerte no la controlas.

El caso es que las ladillas han sido una wake up call, tal vez para que frene el ritmo (o mejor, cambie las formas) o tal vez para animarme a hacerme una prueba de ETSs que podría ser necesaria. Esa prueba que sabemos que existe y que deberíamos hacernos periódicamente pero que, del propio miedo que nos infunde el posible resultado, ignoramos. Ayer me hice análisis y la semana que viene tendré los resultados de las pruebas, y no puedo estar más dominado por la angustia y el pánico. Me siento como rindiendo cuentas por lo puta que he sido y por lo inconsciente. ¿Me merezco que me pase algo?

Y luego está la otra parte, el resto del mundo. ¿Quién me lo habrá pasado y a quién se lo he podido pasar yo? No soy de los que va a intentar buscar un culpable, pues no hay más culpable que quien no se protege a sí mismo, al fin y al cabo vivimos en un mundo en que poca gente cuida de tu espalda. Pero también es imposible no hacer cábalas y pensar quién te da indicios de haber venido con sorpresa.

Añadamos otra cara de la moneda, mucho peor, a qué pobre muchacho le habré contagiado una ETS, ¿al niñito loco con sus apenas 19 años? ¿al cubano que fue tan encantador? ¿a Fabio? Me quema por dentro pensar que he podido hacerle un mal, aunque sea de forma indirecta, a la persona que más quiero.

Toca hacerse una pregunta en la que se debate tu conciencia social y tu cobardía, ¿aviso? Un instintivo "si tienen algo ya se darán cuenta como hice yo" pasa por tu cabeza. No, no, hay que avisar por si acaso. Pero, ¿a quién? Es decir, ¿cuánto he de retroceder en mi línea del tiempo sexual para avisar gente? Y el peor pensamiento de todos, ¿qué pasa con esa gente a la que no puedo avisar porque no tengo su contacto? Como aquel chico tan lindo de la sauna...

Llamé a Fabio ayer y le conté todo. Sé que esto me hace quedar a sus ojos como una putilla que va metiéndose en la cama de unos y otros sin cuidado ni miramientos (-50 puntos de marido), pero me veía en el deber de avisarle aunque luego me perjudique. No se lo tomó mal y me agradeció que se lo contase, pero sí que noté que eso me estaba quitando puntos de cara a posibles encuentros sexuales futuros. No entiendo por qué se presupone que el que avisa es el que ha ido pegándolo, mira, puedo haberlo pillado de ti y que tú aún no te hayas dado cuenta. Pero es así como piensa la gente.

Y tú no puedes sentirte peor, como esa prostituta yonqui requeteusada del final del puticlub a la que ya nadie quiere follarse ni por diez euros, así que de encontrar el amor ya ni hablamos…  Esto me ha hecho pensar un poco cómo deben sentirse quienes tengan algo más, cómo debe ser, por ejemplo, afrontar tu vida sexual teniendo VIH. Es decir, ¿debe una persona positiva avisar a cualquier persona con la que se acueste de lo que tiene o simplemente tomar él las precauciones para no ir infectando a nadie? Parece que lo lógico es lo primero, pero todos sabemos que si un rollete de una noche nos suelta esa bomba informativa lo mínimo que nos pasa es que la erección se nos caiga al suelo, si no es que salimos corriendo como quien ha visto al demonio. Injusto, pero es así…

Sí, todo este drama por unas ladillas, pero ¿y si hay más?

1 comentario:

Alejandro Starstruck dijo...

No digas que a lo mejor te lo merecías ni de broma. Por supuesto que no. Yo esto lo veo como una llamada de atención hacia ti, esto te ayudará a reflexionar y a adoptar diferentes posturas respecto a tus futuras relaciones. Pero que cada uno se acuesta con quien quiere y las veces que quiera, no pienses que es un castigo por eso!!

Ánimo y verás que no hay nada.

Un beso!