martes, 1 de mayo de 2012

Encontramos el amor en un lugar sin esperanza



El sábado, como de costumbre, salimos de fiesta los rodilleros y uno de los temazos que nos pusieron fue el “We found love” de Rihanna. Sí, es una pesada y no sabe cantar, pero cómo nos hace bailar esa maldita mamarracha… Me indigné cuando Leo me dijo mientras sonaba la canción “ES LA REINA DEL POP” y yo le contesté que nanai, que tanto Madonna, como Britney, como Gaga siguen por encima. Pero este no es el tema de hoy.

Mientras sonaba la canción reparé en el verso que titula este post, “we found love in a hopeless place”, y  me puse a divagar sobre ello (sí, hasta en la discoteca mientras bailo divago para mis adentros entre miradita sexy y contoneo de cadera) recordando además una conversación que había tenido la noche anterior por DMs de Twitter… ¿se puede encontrar el amor en cualquier parte? En esa conversación, le contaba a mi interlocutor que había ido a una sauna y me había “enamorado”. No en el sentido estricto, claro, y él me decía que en ese tipo de sitios era imposible.

Resulta que visité (¡por fin!) la sauna Paraíso y la noche dio bastante de sí: me lié con cuatro chicos de los cuales tres acabaron en corrida. Pero no es el tema. El caso es que el último con el que estuve me encantó. Era un chico jovencito, de mi edad más o menos y con mucho rollo. Llegó en la remesa de las seis de la mañana, cuando han cerrado las discotecas y se van a la sauna a pillar lo que no hicieron bailando. Y venía, cómo no, borracho. Al principio incluso le costaba caminar sin tambalearse, aunque con el rato se fue despejando.

Nos encontramos en el pasillo principal y me siguió hasta la sauna seca. Allí intercambiamos  unas miradas poco sutiles, hice como que iba a la otra sauna y volví para sentarme en el mismo banco que él, en un espacio que apenas cabía. Metí pierna y le miré descaradamente. El puso su mano en mi rodilla, se levantó y me cogió de la mano. Le toqué el culo y le seguí y buscamos una cabina para yacer. Y fue un gran polvo, lleno de besos, de pasión y con bastante complicidad dadas las circunstancias. Hicimos de todo, pajas, mamada, beso negro (él a mí mientras me miraba en el espejo, ¡GREAT!)… Y finalmente intentó follarme. Pero me dolía horrores. Últimamente me cuesta mucho dejar que entren y no sé porqué no funciona, pero me estoy empezando a rallar. El caso es que a él no le importó que no se pudiese y me dejó follarle yo. 

Nos corrimos y nos quedamos allí tirados un buen rato. Yo estaba muerto de sueño y tuve un par de momentos que casi me quedo grogui, y él igual. Nos acariciamos, nos besamos… Para ser en una sauna, fue un polvo bonito.


Cuando salimos de la cabina nos despedimos y me encontré a Naxo y nos pusimos hablar. Le dije que el chico me había encantado y que me había quedado con ganas de pedirle el número. Entonces me di cuenta de que seguía allí en la zona de taquillas. Me armé de valor y fui para allá, haciendo como que buscaba algo de mi taquilla como quien no quiere la cosa y volví a hablar con él. Pero no fui capaz de decirle lo del número, porque ¿quién da un teléfono a un chico que conoce en la sauna para verse otro día en plan cita? ¿follar de primeras es un paso de no retorno?


En realidad es una mentalidad un poco idiota porque, si nosotros (yo) vamos a la sauna, ¿por qué no puede haber gente tan chachi como nosotros allí? si no estamos cerrados al amor, ¿no debería caber la posibilidad de encontrar otros “usuarios” de la sauna que piensen igual?

Desde luego no es el lugar más idílico para conocer a nadie, ni tampoco una historia para contar a tus nietos, pero debería ser tan aceptable como cualquier otra cosa. Aunque por otro lado puedes quedar de loco psicópata ofreciendo tu número alguien con quien has follado después de conocerle en toalla. El caso es que el chico me gustó mucho y ojalá le hubiese conocido en otro contexto…

Pero además mientras bailaba en la discoteca la frase de la canción se reflejaba en los ojos de muchos de los presentes cobrando sentido. En las discotecas hay gente que va a bailar, otros a beber, muchos a buscar un polvo, y otros muchos buscan con la mirada el amor en un sitio sin esperanza. Si te fijas bien, en un cruce de miradas puedes advertirlo. Intentan disimular y fingir altivez, pero en el fondo están deseando que alguien les mire, les preste atención, les desee, y en última instancia, les quiera.

Son muchos los ángeles perdidos por la discoteca soñando que alguien los salve, los saque de allí y los lleve a su cama, y allí les proteja y les haga olvidar sus inseguridades. Los ojos de muchos gritan que quieren ligar esa noche y no por el hecho de echar un polvo, sino por sentir que le importan a alguien.

Puede parecer una locura mía, pero sólo hay que fijarse en el cambio que dan muchos cuando ligan, dejando caer su máscara de vanidad y prepotencia y tornando su rostro en una sonrisa bobalicona y una mirada de niño inocente. Aunque sólo dure esa noche, aunque la realidad vuelva a hacerles caer a la mañana siguiente, al menos habrán cumplido su sueño de ser rescatados.

Es paradójico porque está socialmente aceptado que en sitios como una discoteca o una sauna no se puede encontrar alguien “decente” que te sirva más allá de un divertimento nocturno, pero aún así lo buscamos. ¿Y si fuese posible encontrar el amor en un sitio sin esperanza?

5 comentarios:

Alejandro Scott-Carr dijo...

Me parece que tienes toda la razón. Why can't we find love in a hopeless place? Si nos pasamos la vida intentando encontrar ese amor en otros lados pero en esos no, pues no tiene sentido, sería muy vacío salir, no?

Buena entrada!

Anónimo dijo...

B r a v o

Mocho dijo...

Señor O. de Rodillas, yo encontré a mi primer marido bailando a Kylie en una disco petarda, al segundo (o lo que fuera eso) por internet y al tercero en una zona de cruising al aire libre. ¡Y llevamos 10 años! O sea que... cualquier sitio es bueno para rihannear!!!

Santi dijo...

Dada mi homosexualidad declarada, supongo que puedo alegremente decir que la luz se encuentra en la oscuridad jaajjaja.

Aparte, más mérito tiene que dure

Besos

Manu dijo...

Opino como esta entrada, muchas veces nos llenamos de prejuicios, pensando que la gente que va a esos sitios no merece la pena, pero claro, luego piensas en ti mismo y dices... por que no?? Todo depende de la persona con la que des