martes, 28 de febrero de 2012

¿Hasta qué punto es importante el físico en una pareja?


Esta semana volví a ver a Fabio después de casi tres meses sin tener contacto alguno con él. No fue mal la cosa pero ahora mismo estoy tan confuso que prefiero no hablar de ello hasta que ordene mis ideas. Así que voy a hacer un break en mis dramas actuales para sacar del baúl de los recuerdos una historia que me planteó en su día una gran dilema, y que a día de hoy no sé si resolví bien. Hará como cosa de un año que conocí a Ramón, un chico encantador, un buenazo, inteligente, divertido, etc. En seguida conectamos y nos hicimos muy buenos amigos.

Ramón tenía una personalidad que encajaba casi al 100% con la mía, nos entendíamos y todo fluía, las bromas, las maldades, los momentos de apoyo… Una personalidad que, sinceramente me atraía mucho. El problema es que físicamente no me llamaba la atención. Nada en absoluto. Y no porque simplemente fuese más guapo o más feo, sino porque no era mi tipo. Jamás me habría fijado en un físico como el suyo, por mucho que mejorase o pudiese perfeccionar. No era él, era yo, como se suele decir. Pero la química estaba ahí. Y nosotros, que ninguno éramos tontos, la notábamos.

Conforme voy escribiendo esta historia, me doy cuenta de que la situación es un poco la opuesta a la de Fran: uno tenía el físico pero no la mente, y otro la mente pero no el físico. Con Fran llegué a pensar que podía poner yo mente por los dos (jaja, llamadme prepotente), pero con Ramón no me veía capaz de gozar plenamente de nuestra sexualidad sin atracción. Y lo curioso es que yo sabía, porque teníamos mucha confianza para hablar de todo, que Ramón era muy morboso en la cama y que objetivamente seríamos compatibles. Que de ponernos a hacerlo no lo pasaríamos mal y llevaríamos a cabo una correcta ejecución del acto. Pero ¿dónde está esa pasión que te sale de los propios huevos y te lleva a lanzarte sobre la boca del otro de forma casi kamikaze? Lo siento pero no la había.


La amistad siguió, cada vez más cercana e íntima y la tensión sexual se empezó a hacer evidente. Yo era consciente de ella y casi partícipe, y me cuestionaba constantemente si no podría hacer de tripas corazón y ver qué pasaba. Porque una voz en mí decía que si superábamos esta no atracción que sentía por él, estaba delante de mi marido perfecto.


Finalmente decidí que no. No iba a probar suerte porque si salía mal sería una cagada muy pronfunda. Pero por otro lado, siempre tuve la sensación de que ambos sabíamos que si no acabábamos juntos como pareja, tampoco seríamos amigos para siempre. Porque se trataba de una amistad de trato tan cercano, que es de las que no aguantan que un novio se interponga entre medias en caso de que alguno lo encontrase.

Así, hubo una consciencia por parte de ambos de que si no se saltaba del trampolín no podríamos quedarnos eternamente mirando la piscina. Nadie lo comentó nunca. Pero poco a poco dejamos de frecuentarnos. Y de un mes al siguiente casi no había relación. Sé que tampoco es definitivo, y ni remotamente estamos peleados. Es una especie de stand by. Y algún día volveremos a ser amigos pero controlando que no nos acerquemos tanto al precipicio como aquella vez. Pero yo me sigo cuestionando, ¿era tan importante el físico como para no poder tener una relación con un hombre que mentalmente me completaba?

¡Quiero vuestras opiniones!

3 comentarios:

lasbragasrotas dijo...

Pues a mi me pasó lo mismo, y ahora estamos en esa situación de "stand by". Sencillamente creo que cuesta tanto encontrar alguien de encontrar a alguien compatible mentalmente, que afloran un montón de miedos que puedan fastidiar esa conexión, y evitan cualquier tipo de atracción diferente

Paco López dijo...

A todos nos ha pasado lo mismo! Encontrar a alguien q nos complemente en una cosa, pero no en la otra...Definitivamente te digo q no es lo q t conviene, por q no sientes atraccion por el, y eso en cualquier relacion para mi es basico. Lo dificil es encontrar a alguien q t de ambas cosas, pero llegara, no desesperemos...me incluyo...Mientras...nos serviremos de Franes y Ramones...

Xavi dijo...

Me pasó hace unos años. El tipo perfecto, pero era tan feo que no era capaz de pasar sobre eso. Una pena. Lo peor, que siempre que le veía me preguntaba ¿y cómo voy a presentárselo a mis amigos con lo feúcho que es?

Soy lo peor. Lo sé.