domingo, 19 de febrero de 2012

Lo siento señor agente, no sabía...


Supongo que uno de los disfrazes más cotizados estos Carnavales habrá sido el de policía. Más que nada porque es fácil de encontrar y porque, asumámoslo, ver a alguien vestido de poli da morbazo (y si no lo sabíais, os lo digo ahora; consejo de cachorro). ¿Pero qué pasa cuando uno de verdad te pilla en el acto?

Siendo sincero, mi historia no tiene mucha miga. Quedé con un chico del gayromeo al salir de clase, pero no tenía sitio así que decidimos quedarnos en su coche y buscando algún picadero medianamente bueno. Ahora pensándolo fríamente tiene sentido que yo no tuviera mucha idea (soy novato al fin y al cabo) pero el otro tío tampoco sabía dónde ir. Al final nos decantamos por un descampado en una urbanización alejada de la urbe donde nadie nos pudiera molestar. Empezó el tema y todo iba viento en popa. El ambiente era perfecto. Ambos en la parte de atrás del coche, sin que nadie nos molestara, y yo tenía un calentón de tres pares de huevos cuando de repente en ese momento...


Fogonazo de luz. "La poli. Es la poli". El tío se vistió deprisa y corriendo para avisar de que no pasaba nada (quiero pensar que se creían que nos estábamos drogando), y es que con el ajetreo de nuestros movimientos ni siquiera habíamos oído llegar al coche patrulla. La luz seguí alumbrándome pero atisbé a un chico moreno de típico perfil mediterráneo MUY buenorro. Iamginaos, yo con el calentón y viendo a un buenorro vestido de poli mientras observaba mi cara de "Por qué me has cortado el rollo, necesito desfogarme con cualquiera YA". Se me quedó mirando unos instantes, e incluso juraría que si no hubiera sido porque no iba solo, me habría hecho alguna proposición indecente. Siempre me quedaré con la duda, pues tras explicar que no pasaba nada, el coche se fue y el tío me llevó a mi casa sin haber terminado la fiesta. En fin, un drama.

Pero tranquilos, mis idilios con la policía no han acabado. Afortunadamente paso muy cerca de una comisaría de camino a mi rutina diaria y veo cada porra... Sin ir más lejos, el viernes pasado en un bar cercano hablé con un par de tíos que la verdad, estaban muy bien. Al rato me confesaron que eran polis y que solían ir mucho a ese sitio. Será cuestión de volver el viernes que viene a ver si me miran con la misma lujuria con la que lo hacían anteayer. Seguiremos informando.

3 comentarios:

Jonay dijo...

morbosa historia, pero sin final feliz... sinceeramente eso es mi peor pesadilla... me pilla alguien en el acto y podria morir! xD

FranTierra dijo...

A saber cuantas cosas vieron los polis antes de interrumpiros! De todos modos que hijos de puta no? Yo soy ellos e imaginando lo que ocurre realmente os dejaría seguir a lo vuestro...

Jonay, créeme, es peor cuando de repente ves que hay alguien apoyado en tu coche mirando felizmente la escena...

Oriol De Rodillas dijo...

A mí me pasó algo parecido, pero cuando vino el coche de policía nosotros ya estábamos corridos y charlando así que no fue problema :P

Y sobre lo que dice Fran de que es fatal que te miren... No estoy de acuerdo. Da morbo. Una vez me pasó que... ya os contaré otro día :P