miércoles, 25 de abril de 2012

El Rey de Lavapiés


El viernes pasado era noche de explorar. Hay un montón de sitios de ambiente, sexo o ligoteo interesantes en Madrid por conocer y los chicos De Rodillas nos hemos propuesto conocerlos todos. Habíamos quedado desde principios de semana en que iríamos todos juntos el viernes a Bangalá. Todos salvo Leo, la puritana que nunca llegó a escribir en este blog que se niega a ir a esos sitios porque sabe que si los pisará perderá el norte, el sur y la poca dignidad que le queda. Con lo que no contábamos es que Xavi nos dejase por un plan cultureta y que Zeus alegase un ficticio resfriado. Pero como Naxo y yo somos chicos durex decidimos que iríamos de todas formas.

Bangalá, como todos los sitios de sexo, tiene un horario raro en el que se cierra muy pronto. Yo vería más lógico que abriesen hasta tarde para que pudieses ir después de echarte unos bailes en discotecas, pero no. Así que quedamos bien prontito, recién cenados para ir hasta Lavapiés en busca del local. Habíamos leído en internet que tocaba Noche Ménage à trois donde las parejas pagaban menos, así que siendo dos nos venía fenomenal. La sorpresa es que al llegar al sitio, el que atendía que era un negrazo enormísimo nos dijo que no, que viernes y sábados son fiestas totalmente desnudos. Y nos dio un poco de reparo, y al final no entramos.

Veréis, sí, somos dos chicos durex cada uno por nuestro lado, pero no nos habíamos visto la pilila el uno al otro ni meando y nos daba reparo ponernos desnudos el uno delante del otro y de más gente así por las buenas. Nos fuimos de allí con el rabo entre las piernas y tiramos de smartphone para ver qué otras opciones teníamos, y la que mejor pinta tenía era la Sauna Lavapiés, así que allí que fuimos.

El sitio no está mal. No es muy grande pero está muy limpio (cosa importante y que no siempre cumplen estos locales) y el personal es muy agradable. Tiene una sauna seca, una húmeda de esas que se pasa mucho calor (mi favorita), un jacuzzi, cabinas y un sitio raro arriba con una cama y un mini-mini-cuarto oscuro. El problema es que no había demasiada gente, sobre todo porque habíamos llegado demasiado pronto. Las otras veces que he ido de sauna ha sido al salir de fiesta caliente como una perra, pero así sin gota de alcohol y tan pronto no.

Entramos Naxo y yo al local, pagamos y bajamos a los vestuarios para dejar nuestra ropa y colocarnos sólo la toalla. Había cierto corte y la consciencia de que íbamos a transgredir una barrera que nos llevaba a un punto de no retorno. Entramos a inspeccionar y tras la vuelta de reconocimiento pertinente y ver que todavía no había mucho de interés estuvimos un rato de charleta. Luego nos separamos y encontré al primer hombre de la noche.


Entré a la sauna húmeda donde el calor es verdaderamente sofocante. Entras primero a una sauna menos caliente para aclimatarte y después pasas a la sauna en sí, donde nada más unos instantes de estar allí ya empiezas a sudar por cada poro de tu cuerpo. Allí me senté en un banco creyendo que estaba solo, pero al poco me di cuenta de que otro tío estaba cerca. Sutilmente me abrí la toalla para dejar ver mi pene, aún flácido, a mi compañero de sauna. Él hizo lo mismo y empezó a pajearse mirándome. Mi polla en apenas unos segundos se levantó y quedó mirándome, sin yo haber hecho nada. El tío, un hombre que rondaba los treinta, no estaba mal con respecto al nivel general que habíamos visto, pero tampoco era una maravilla a la que yo le habría escrito por internet para quedar a tomar café.

Pasa mucho en estos sitios que relativizas. Hay que ver el personal que hay, y de ahí intentar llevarte los mejores premios, que no siempre son grandes premios. Este estaba bastante aceptable, pero no sería mi hombre de la noche. Se le veía bien cachondo, gemía mientras se tocaba, y yo le miraba pero me hacía el pasota, sin tocarme. Se levantó, se arrodilló ante mí y se la metió en la boca. Me la chupó un poco y volvió a su sitio. Repitió esa operación tres veces, y yo me dejaba pero no le correspondía, no iba a quemar cartuchos con él siendo tan pronto. Así que se hartó de mi desidia y se fue.

Volví a encontrarme a Naxo y estuvimos un rato dando vueltas cuando nos percatamos que dos chicos jóvenes y atractivos habían llegado y estaban en el jacuzzi. Al rato salieron de allí y nosotros entramos mientras les veíamos ducharse. Cuerpo de gimnasio, delgados pero marcados, altos, guapos y con buenas pollas. Desde luego lo mejor que habíamos visto esa noche y que veríamos.


Nos metimos en el jacuzzi de frente a la puerta para controlar quién venía. Por cierto que entramos al agua sin mirarnos las pollas, que Naxo estaba un poco cortado. Al poco los dos jóvenes se metieron con nosotros en el jacuzzi pero no hubo conversación entre todos, ellos hablaban entre sí, y nosotros también. Fue gracioso porque un momento antes estábamos Naxo y yo hablando de quienes habían sido justos ganadores de Gran Hermano y cuáles no como si estuviésemos en el sofá de casa, y de repente estábamos ahí con dos buenorros desnudos.

Uno de ellos era el típico con cara de bueno, pelo negro y más blancucho, el otro un poco más cani, moreno de piel y con mechas. Ambos tremendos. El buenecito quedó del lado de Naxo y el macarrilla del mío, y suponíamos que eso significaba su elección de quién quería a cuál, sin embargo el buenecito me respondía a las miradas mientras que para el otro yo era invisible. Después de un buen rato de tensión, salieron de allí.

Ya pensábamos que no querían nada con nosotros pero seguimos dando vueltas por allí, y en una de esas entré a la sauna de vapor y al poco entraron ellos. Yo abrí mi toalla para que me vieran desnudo mientras el cuerpo se me llenaba de sudor, y ellos, que se sentaron en frente mío empezaron a pajearse. Primero cada uno con su polla y luego entre sí. Yo hice lo propio con mi polla. Hasta que uno de ellos le dijo al otro, en voz alta, de irse arriba. Pensé que se había acabado la juerga así que al quedarme solo me acabé la paja y salí de allí. Cuando me encontré a Naxo me dijo que por qué no les había seguido, que aquello había sido una invitación. Y yo quedé con la duda, pero no estaba seguro y me daba cosa de que sobrase.

Los vi de nuevo en el jacuzzi y me volví a meter con ellos. Esta vez me puse al lado del que sí me miraba y fui bastante más evidente en mis miradas lascivas. Comencé a hacer piececitos, y al ver que eran correspondidos puse mi mano sobre la rodilla del muchacho. Acto seguido el puso su mano en mi pierna y la acarició, y luego tomó mi mano y la llevó a su polla. En esta ocasión fui yo el que salí del jacuzzi invitándoles a venir con la mirada. Nos duchamos mirándonos y me siguieron hasta un sitio apartado.

Allí se quitaron las toallas y yo me arrodillé para disfrutar de sus buenas pollas para mí solo. Me metí una polla en la boca, luego la otra, luego ambas. Nunca había estado en esa situación en la vida real, aunque por mi mente había pasado muchas veces. De rodillas al cielo, desde luego. Ellos se besaban y toqueteaban el cuerpo mientras daban envestidas contra mi boca y yo gozaba con ser el centro de aquello. Al poco llegó otro chico joven que no había visto en todo el día. Se puso en medio de los dos con la polla fuera y le incluí en el juego. Donde se comen dos pollas, se comen tres ¿no es así el dicho?

Lo que me molestó es que el nuevo se portó como un gilipollas. Era bastante más feo que los otros dos y encima actuó de robapollas, la cosa más reprobable que puedas encontrar en un sitio de sexo. Después de comérsela un poco mientras pajeaba a dos manos a los otros, él también se arrodilló y se puso a mamarla y nos quedamos dos para dos. Luego yo hice un “¡cambio!” (evidentemente no de forma verbal) para que nos turnásemos. Entonces pensé en cerrar el círculo, y ya que estábamos los dos arrodillados, cogí su polla y le pajeé mientras comía la del otro. ¡Y me quitó la mano! ¡¿PERDONA?! ¿te dejo entrar e intentas excluirme? ¡acabáramos! Claro, había llegado a la sauna y besó (la polla d’) el santo… no sabía lo que aquello costaba y se vio en posición de elegir. Craso error.


Tras un rato mamando, nuevamente dijeron de moverse, y nuevamente no supe si seguirles o no. No sabía si su juego era el de hacer un trío entero (parecía que eran pareja) o si eso sólo era el calentamiento para acabar a solas. Al bajar les encontré de nuevo en la sauna de vapor, nos volvimos a pajear juntos y el más cani se corrió gloriosamente. Entonces se fueron de nuevo y ya decidí que estaba harto de jugar al corre que te pillo sin saber qué querían. Y yo ya había cumplido mi fantasía de trío y corrido una vez. Next.

Ellos acabaron en una cabina solos y yo me metí en el jacuzzi. Allí me encontré a un tío de treinta largos que no paraba de mirarme lascivamente mientras yo me hacía el tonto. Ni estaba mal ni era gran cosa, un aceptable que se hacía aceptable alto viendo el panorama del resto. Entonces, simplemente por jugar, le puse mi pie en su polla. Y se encendió. Tomó mi pie y lo restregó por su polla hasta tenerla dura y luego hizo lo mismo con su pie en la mia. Entonces me cogió por la cintura y me llevó hasta él, sentándome sobre su polla y moviéndome hacia arriba y abajo fácilmente gracias al agua.

La situación pasó a ser de “normal casi de coña” a muy excitante, ya que él empezó a gemir en mi oído y decir guarradas. Tenía mi culo contra su polla, su mano izquierda en mi cadera controlando mi cuerpo y la derecha en mi polla pajeándome. Era tan excitante… estaba a explotar y no tenía ganas de irme a una cabina a follar. Me mordió el cuello, lamió mi oreja y me dijo lo cachondísimo que le tenía. Y me dejé ir, me corrí.

Sé que no está nada bien hacer eso en el jacuzzi, pero en aquel momento no pude resistirme. Pido perdón. Luego el tío siguió con ganas de acabar y yo pasé del tema. Otra cosa que no me gusta hacer ni suelo. Pero en ese momento tuvo que ser así. Me había llevado a los dos más buenorros de la sauna y me había corrido brutalmente en el jacuzzi. Estaba pasando del tío que quería más y más. Y yo ya sólo tenía que relajarme entre burbujas. Esa noche era el Rey de Lavapiés.

Sí, el trío fue una gran inyección de moral, no lo voy a negar, y lo del jacuzzi un buen colofón. Salí de allí y me fui a mear, y con eso di por cerrada la jornada. Esperé a que Naxo acabase su polvo y ya nos volvimos para casa. Y ahora, al escribirlo estoy tan cachondo que me estoy pensando en ir a otra ahora mismo…

4 comentarios:

Alex dijo...

te has puesto cachondo tú y todos los que lo leemos xDD estas cosas son impresionantes y no a todo el mundo les pasan, así que...disfrutadlo!

Unknown dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Oriol De Rodillas dijo...

Jeje me alegro de que así haya sido Alex... no es tan difícil que pasen estas cosas, sólo hay que ir al sitio adecuado :P

Alex dijo...

Jajaja pues a ver si empiezo a encontrar a gente y sitios así por Dios!!