miércoles, 4 de abril de 2012

Relaciones en cuatro actos


 
La semana ha sido intensa en cuanto a personas y relaciones. Cuatro hombres han participado de mi vida en estos días con resultados muy dispares. El amor lo mueve todo, aunque no haya amor en todo, a veces es sólo un disfraz. Sin más preámbulos, os cuento cada uno de los cuatro capítulos vividos esta semana con sendos hombres.

  • Acto Primero. Roger.
Roger me volvió a llamar a comienzos de semana. Tras unos días de prudencia sin comunicación, el muchacho se volvió a interesar por mí mediante whatsapp. “¿Cuándo te vuelvo a ver?”. Ya sabéis que en la primera cita no hubo fuegos artificiales durante la conversación, pero sí después, así que cuanto menos se merecía una cita más. Tocaba ver si, conociéndonos más y estando relajados sin la presión del “¿le gustaré?” todo fluía más o no. Y por qué no decirlo, quería un señor polvo.

El resultado no fue positivo. No por él sino por mí, por muy tópico que suene así dicho. Veréis, Roger es un chico muy majo, agradable, pero con el que no sé conectar. Todo el rato siento esa penosa sensación de estar sorteando el silencio incómodo. Me invitó a cenar en su casa, muy galantemente, y tras la comida y una escueta conversación que no iba más allá de desarrollar el “qué tal la semana”, acabamos en la cama.


No sé porqué pero no me sentí demasiado cómodo, no me apetecía estar con él o tal vez no era buen momento. El caso es que cuando la relación sexual avanzó yo seguía con la mente en otra parte y, ni de lejos, alcancé las cotas de excitación de la vez anterior en el parque. Es posible que el estar en una casa fuera mucho menos morboso, pero también que no me apetecía. Tal fue así que en el momento de la penetración no hubo forma de que aquello (que por cierto no era pequeño) entrase y me dolió hasta el punto de que al día siguiente, al ir al baño, sangre. Muy desagradable. Sin embargo él en todo momento se mostró comprensivo, me preguntó si estaba a gusto con él en la cama y me abrazó después de que concluyese el acto sexual invitándome a dormir. Por una vez, demostré algo de coherencia y me fui a dormir a casa.

Me dice Naxo que lo mejor para olvidar a Fabio es que salga con unos y otros, pero no con la pretensión de que acabe en pareja sino simplemente disfrutar de un rollete, un polvo y una charla amena sin más. No sé si no puedo hacerlo, no sé, o no estoy acostumbrado, pero siempre que más allá del polvo alguien, como fue el caso de Roger, me demuestra gentileza y cariño me siento muy mezquino. Siento que no estoy siendo honesto jugando a las caricias con alguien por quien no siento nada y puede que él sí. No volveré a ver a Roger.

  • Acto Segundo. Julio.
Después de la segunda cita con Roger quedé con Julio. Es un chico con el que llevo bastante hablando por messenger (¿meses?) porque le costaba dar el paso de quedar en persona. A mí, por el contrario, me gusta que la relación meramente cibernética sea lo más corta posible, que sirva para saber que puede ser un chico majo y que no está loco, y lo demás descubrirlo en persona. Eternizar el chateo antes de conocerse sólo lleva a la idealización o al aburrimiento, ninguno recomendables. No pierdes nada en enfrentarte a un café.

El caso es que por fin quedé con Julio, quien por internet me hacía bastante tilín. Menor que yo, simpático, y con quien hablo horas de cualquier chorrada. Pero también tenía ciertas reticencias sobre él que confirmé al vernos. Es un poco crio de mentalidad  le gusta mucho jugar. Le gusta que le gustes y para ello te calienta y enreda, pero nunca sabes si realmente tú también le gustas o si lo que tiene es una falta de autoestima que necesita alimentarse.

Cena, paseo, helado. Buen ambiente pero con el enrarecimiento de no saber qué busca. Y a mí, en estos momentos lo que más me apetece es alguien que no me lie ni me haga sufrir, que facilite. Seguridad y confort. Volveré a verle después de semana, a ver qué tal.

  • Acto Tercero. Fabio.
Volví a ver a Fabio. Fuimos a ver una obra de teatro que le propuse y, a la salida, compramos comida china y subimos a mi casa a tomarla, ya que quedaba cerca. No hubo grandes avances en nuestra historia, pero sí en otra. Desde hacía tiempo me olía que Fabio podía estar con alguien y me armé de valor y le pregunté. Su respuesta fue afirmativa. Realmente nosotros no somos nada y cada cuál puede hacer su camino. Entiendo que hasta ahora no me lo contase porque no había necesidad, pero fue lo suficientemente honesto para, ante mi pregunta, contestar con la verdad.

Necesitaba saberlo, pero necesitaba otra respuesta. No me quedan fuerzas para luchar por esta historia, una historia que sólo yo he escrito y en la que él simplemente aparecía. No soy capaz de comprender cómo algo que tengo tan claro en mi cabeza, algo por lo que llevo luchando con toda mi alma durante tanto tiempo, no funcione. Debería, ¿no? ¿dónde quedan los finales felices?

Me dan ganas de huir, hacer las maletas en mitad de la noche y dejarlo todo, escaparme por un tiempo. Hay tantas cosas que me recuerdan a Fabio, a los momentos que he vivido con él… Mi casa, el bar de la esquina, la parada de metro donde quedamos por primera vez, el callejón donde nos paramos a mear o el cine al que fuimos. Y mi cama. Todo me recuerda a él y me hace entristecer. Necesito cambiar de casa, de calle y de ciudad, de país incluso, pero no quiero huir y dejarlo todo. Y en eso estoy, en decidir cómo seguir adelante, cómo oxigenarme sin que la pena me aplaste.

  • Acto Cuarto. Esteban.
La tristeza por lo de Fabio me impedía al día siguiente levantarme de la cama. No tenía obligación, ni razón, ni ganas. No me apetecía comer, ni ducharme, ni salir a pasear. Sólo quería dejar caer mi peso grávido sobre el colchón donde antaño yací con él. Pero eso ya lo hice otras veces y no quería repetirlo. La última vez estuve una semana sin salir de mi habitación y comiendo una vez al día por obligación propia. No me quería ver así de nuevo. Así que cogí el teléfono y llamé a Esteban, alias el loco.

Le pregunté si seguía en Madrid o se había ido de vacaciones y me dijo que sí estaba y podía quedar. Fui a su casa y no hizo falta mucho para tenerlo entregado como siempre y raro como él solito. Nos enredamos en la cama para quemar sentimientos y necesidades a pesar de que el rival no fuese el deseado. Mi mente se iba hacia Fabio y la traía de vuelta. Conseguí bloquear ese pensamiento con dificultad y disfruté del sexo a pesar de que Esteban demuestre ser tan raro en la cama como fuera. Lo mismo está extasiadamente entregado que se queda inmóvil como si aquello no fuese con él. Y si le pregunto si está bien o he hecho algo que no le haya gustado me dice que hablo mucho en la cama. Pues muy bien chico. Cumplió su finalidad sexual y nos quedamos abrazados un buen rato en la cama. Y otra vez me sentí deshonesto por compartir mi intimidad de piel y sábanas con alguien que no me importa. Ya sabéis que no tengo problema en echar un polvo con un desconocido, pero me parece más coherente que el acto sea el acto sin más, como puede ser en una sauna, que venga adherido a comportamientos típicos de quien siente algo. Me duele pensar que le puedo hacer daño, y más me duele seguir haciéndolo a sabiendas.

  • Epílogo. Naxo.
De todo esto, ¿con qué me quedo? Ni con unos ni con otros. Me quedo con tener a alguien a quien mandarle un whatsapp de madrugada y que te conteste con un “vente a mi casa”. Y que al llegar allí me reciba con un helado y una sonrisa, sabiendo capotear mis sentimientos entre temas triviales y lo que de verdad había que hablar para hacerlo todo menos doloroso. Gracias Naxo.

3 comentarios:

Naxo De Rodillas dijo...

No hay de qué, todo un placer, aunque conlleve acostarme a las 12 del mediodia jajaj

Si hubiesemos sido protagonistas de una serie habría sido el momento de enrollarnos, y actuar raros a la mañana siguiente, o uno engancharse (por supuesto tu xD), dependiendo de los guionistas xDD

p.D: ¡Qué honor salir en un post de Oriol! jajaj

Bass dijo...

Joer me ha encantao eso d una historia q solo yo escribía en la q el solo aparecia..... Me ha parecio momento superachuchable.... Quien no ha pasado x eso? Espero q se esfume pronto ese fantasma, y te dire q ser su amigo no suele funcionar Y menos tratar d conocer y ser amigo d su pareja.

Oriol De Rodillas dijo...

Bass gracias, me alegro de que te gustase :) La verdad es que ser su amigo va a ser difícil, pero no me queda otra. ¿Amigo de su pareja? NI MUERTO.