martes, 6 de marzo de 2012

¿Es el pasivo sumiso por naturaleza?


Si antaño las dos Españas se dividían entre rojos y fachas, claramente hoy día lo que escinde a la sociedad marica mundial es el rol sexual que se escoja. ¿Q te mola? ¿Act o pas? Y si no eres el complementario sanseacabó.

La importancia que se le da a esto me resulta comprensible desde el prisma de aquellos que son “sólo algo”, aunque desde mi versatilidad se me hace raro. Y digo eso de “mi versatilidad” y parezco una vedette que lo mismo te hace la Verbena de la Paloma que una obra de arte y ensayo, pero es verdad. Yo en la cama siempre estoy abierto a “ser” lo que el otro “no es”, y por eso rara vez puedo elegir qué me apetece.

Se dan casos en los que se encuentra una pareja sexual que también es versátil (¡haylos!) y ahí entra la magnífica opción de elegir en el momento lo que instintivamente te apetece, lo que el cuerpo te pide. Y a posteriori me planteo (obviamente mientras follo no reflexiono) ¿por qué unas veces preferimos ser activos y otras pasivos?

Y creo que tiene mucho que ver en esta elección el rol, entendiéndose rol no como activo/pasivo sino por el papel que te toca jugar. Para mí, no sé para vosotros, la pasividad va muy ligada con la sumisión, a ser poseído, ser el objeto de deseo o el juguete de la noche. Pero vayamos por partes.

En mi opinión, hay cuatro razones por las que un tío puede ser “sólo pasivo”:

 1. No saber ser activo. Eyaculadores precoces, gente inexperta que no se atreve o no quiere hacer el ridículo….

 2. No poder ser activo. Penes muy pequeños o penes enormes que, por su tamaño, no pueden introducirse en un recto ajeno. Entran aquí también los culos extremadamente delicados o culos de cristal de Bohemia.

 3. Pereza. Y ya te vale. Aunque parezca una tontería, de estos hay un montón, que con tal de no moverse y que hagas tú todo el trabajo prefieren ser ensartados que hacer cualquier otra cosa.

 4. Vicio. Reconozcámoslo, quién es “sólo pasivo” sin cumplir ninguno de los puntos anteriores, es porque le gusta mucho-mucho que le den por detrás y no hace de activo porque no le da la gana.

Equivocadamente mucha gente relaciona pasividad con feminidad, y creen que a más pluma, más pasivorra es. Nada más lejos de la realidad. De hecho, yo me atrevería a decir que hay que ser “más hombre” (y cuando uso estos términos me sonrojo un poco y me siento un poco Cuca García Vinuesa) para ser pasivo que activo. Porque a fin de cuentas todo el mundo puede meterla por un agujero y restregarse, pero recibir un buen viaje es algo para lo que no todo el mundo está preparando físicamente. Es duro. Duele. Y transformar ese dolor en placer no es tarea mental fácil. Llámalo ser muy guarra, yo lo llamo mérito.

Pero en lo que sí veo relación es entre pasividad y sumisión. Veréis, cuando yo me acuesto con un chico aniñado, delgadito y más poquita cosa que yo, me apetece darle, y cuando el tío es un hombretón que me coge con un brazo y me revolotea, me apetece que me dé. Así a rasgos generales y con sus evidentes excepciones, pero sí. ¿Qué pasa? Que en el cuerpo pequeñito veo un campo donde ser el grande, el que manda, el que controla y el que dispone, mientras que con un toro me llama que sea él quien domine la situación y me haga morder la almohada. Y si te agarra del pelo, te aplasta contra el colchón o te empotra contra la pared/armario, mejor que mejor.


Pero no siempre el querer ser un rol u otro depende del cuerpo del delito. Otras veces va más en función de tu estado anímico sexual. Hoy me apetece coger a ese y tratarle como la Zeta que es, u hoy me apetece que vengan y me den mi merecido.

No sé vosotros, pero yo no me imagino a un “pasivo tragón” que venga a ponerme los puntos sobre las íes, que domine el juego en la cama o que lleve la voz cantante. Vale, en los pres puede, pero durante el coito no lo veo viable. Ahí el activo da, y el pasivo recibe. Sumisamente.

Recuerdo un caso concreto de un tío con el que quedé por Grindr en un ataque de despecho (ay, el polvo por despecho merece un post aparte). En aquél momento me sentía fatal y con el ánimo por los suelos. Si mi despecho hubiese derivado en odio contra la raza humana, muerte y destrucción, seguramente habría sido yo el activo y le habría partido el ojal al primero que se me cruzase con todo el ímpetu del mundo. Pero como lo que quería era revolcarme en mi propia miseria (yo soy muy dado a la autocompasión), opté por la vía de que me tratase mal él a mí, sentirme sucio y disfrutar del dolor. Y morder almohada.

3 comentarios:

Zeus De Rodillas dijo...

Yo creo que no tiene absolutamente nada que ver con la sumisión, ser pasivo no significa ser inferior, es un gran estigma del mundo gay que viene del machismo, cuando yo soy pasivo es porque lo disfruto la penetración como el morbo alrededor de ella, no porque me quiera redimir de algo.

Adri dijo...

Genial post. Yo opino como tu Oriol.
Solo una cosa, podrías decirme de donde son las capturas que ilustran la entrada? Son geniales!
Un abrazo y gracias.

Anónimo dijo...

No tiene nada que ver la sumisión con el rol pasivo, de hecho hay pasivos que adoptan una actitud muy domintante mientras los activos se quedan quietos de forma muy sumisa. Esto pasa por ejemplo en las prácticas BDSM en las que mujeres con mucho carácter tratan como quieren a los hombres, los cuales se dejan hacer de todo. :)